xoves, 29 de outubro de 2015

De trenes y casualidades.

Hoy voy a permitirme filosofar un poco, por variar, acerca de la casualidad. Una de las metáforas más extendidas en el universo pseudoliterario es la del tren como sinónimo de oportunidad. Cogerlo, perderlo, en fin, esas cosas. Es una metáfora más útil que elaborada, pero es lo que hay, la poesía ha muerto en estos tiempos de internet y word.


Quizás por eso, las estaciones de tren son uno de los escenarios predilectos de cualquier escena vagamente romanticista, generalmente en días grises y fríos. Una carrera, unas palabras en el momento adecuado y ¡PAM! Todo listo.


Lo bueno de los trenes es que te llevan a muchos lugares. A mí, personalmente, me han llevado a lugares distantes, y me han hecho conocer a gente impresionante. Hay pocas sensaciones comparables a ver pasar los kilómetros a través de un cristal, camino de otro torneo. Es, sencillamente, otro mundo.


Hace un rato, hablando con Ferre, recordamos cierta noche. Jugaban nuestros respectivos equipos de Hockey, mis Boston Bruins contra sus Pittsburgh Penguins, de modo que decidimos quedar a ver el partido. Por supuesto, acabamos acostándonos a las tantas, y eso lo notamos en nuestra dificultad para levantarnos a la mañana siguiente. Aún así salimos de mi casa bien de tiempo para llegar a la estación de Guixar. O así habría sido de no ser por un malentendido con cierto capullo insufrible Estéfano, lo que terminó con Ferre y conmigo apretando paso, Beiramar adelante, para llegar. Se hacía visible que no íbamos a llegar, y entonces pasó un taxi, al que hicimos señas. El taxi comenzó a parar unos metros por delante, sin llegar a detenerse, corrimos y ese hijo de puta el conductor aceleró, dejándonos jadeantes y con cara de gilipollas. No pasaban más taxis (Beiramar, seis de la mañana...), y nosotros veíamos que no llegábamos, hasta que, finalmente, ya desesperados, vimos aparecer las luces salvadoras de un taxi.


Finalmente, cogimos ese tren, por los pelos, pero lo cogimos. No hubo más. Pero hoy, hablando con Ferre, nos hemos puesto a pensar en qué habría pasado si no hubiésemos cogido ese tren. Y, efectivamente, estos últimos meses habrían sido muy diferentes de haber tardado sólo un poco más ese taxi, de no haber aparecido. Ese tren, que parecía (y, sin duda, al hipotético lector le parecerá) absurda y anodinamente cotidiano, ese tren que no era especial, ese tren que pudimos no haber cogido, es probablemente uno de los más importantes que cogí hasta hoy.


















Porque esa era la mañana del 15 de Marzo de 2015 y ese tren iba a Santiago de Compostela... y, si no hubiésemos cogido ese tren, muchas cosas importantes, sencillamente, nunca habrían ocurrido.

mércores, 14 de outubro de 2015

Nuevos aires.

Llevo un tiempo alejado de los teclados. No es una cuestión de falta de temas, sino de tiempo y, sobre todo, de ganas. A pesar de que disfruto con este blog - si no, no lo escribiría -, uno no siempre tiene fuerzas para hacerlo todo. Simplemente, así de simple. En mi caso, se ha combinado una difícil situación personal, con una enorme decepción acompañada por una inoportuna lesión que me ha tenido muy bajo de moral, con un momento de bastante trabajo. Mi propia CA, la Junta de Gobierno de la FEJ (de la que soy la nueva SecreLoura), la Junta de mi Asociación... cada cosa tiene su pequeña parcela de trabajo que, sin consumir en exceso de modo individual, en conjunto consumen la mayor parte del tiempo que dedico al Jugger no deportivo. Pero vuelvo, siempre vuelvo, y esta vez creo poder traer un aire optimista en este post. Y eso es debido a que, por aterradores que sean, los cambios siempre logran engañarme para que crea en ellos.

En primer lugar, voy a empezar por lo menos bueno: abandoné el proyecto del Equipo Único Vigués. Los porqués de ese abandono son personales, dije y digo que creía en ese proyecto, que fue una de las decisiones más difíciles de mi carrera y no miento, aunque alguno pueda creer que sí. Si alguien quiere algo más concreto, estaré encantado de atenderle (o no) por privado, pero no voy a airear mis problemas por aquí. Dejémoslo pues en algo personal. El caso es que, después de abandonar el equipo, y dado que no lo había hecho sólo, decidimos refundar Vigo Ruins, esta vez ya como equipo. Perdimos a jugadores muy importantes (Ferre y Zurdo, así como Gatsu que, a pesar de no haber sido nuestro nunca, es uno más entre nosotros), pero con lo que quedó y un par de fichajes comenzamos a construir. Nos queda un largo camino, no para mejorar, sino para alcanzar lo que fuimos antes de ser verdaderamente un equipo, pero lo tomaremos con calma. Como se suele decir, vísteme despacio, que tengo prisa.




Por otro lado, me alegra enormemente estar trabajando en esta cuarta edición de la Liga de Vigo, que será la primera con la denominación de Liga de Iáguer Jugger das Rías Baixas, con la ambición de convertirla en el torneo de referencia de la Galicia Meridional. Y me alegra, no por la enorme diversión de organizar un torneo (que no lo hice antes, pero tengo entendido que no es mucha), sino por la oportunidad de plantearse un buen sistema de torneo, en lugar de lo de siempre, algo especial y que a la gente le guste. Será un torneo con muchas novedades, espero que con más emoción y con detallitos de esos que hacen especial el torneo. Y, por supuesto, queda la esperanza de la superación, de seguir asentando nuestra Liga, haciéndola cada vez mejor y más potente. Es un noble objetivo, asumo, y espero que la organización de esta edición esté a la altura.

Finalmente, dejando lo mejor para el final, la FEJ. 


Allá por Agosto, el pobre Julio (poor, poor President...) se pasó semanas persiguiendo a la gente para poder conformar un equipo que pudiese asumir la Junta de Gobierno de la Federación. Debo reconocer que no me apetecía nada participar, pero nuestro signor Presidente es muy convincente y yo soy débil de voluntad en estos asuntos, de modo que me he convertido en el Secretario de la FEJ. Se que no es el primer intento de dotar a la Federación de una verdadera estructura y auténtico peso, pero creo que es el que más posibilidades tiene que fraguar, aunque sólo sea porque ciertos representantes transmiten un ceño fruncido (de determinación, no de enfado, ¿eh?) interesante. Y esa, querido lector, es la mejor noticia que podía esperar el Jugger español. Si bien es cierto que soy una persona ilusionable con facilidad (e igualmente fácil de desilusionar), lo que no se puede negar es que esta vez parece que va en serio. Se ha dado uno de los pasos más importantes (la cesión de poder de la Asamblea de Representantes a una Junta de Gobierno), y se está trabajando ya en una estructura operativa que cumpla todas las expectativas que se pueden tener en una Federación deportiva. Os recomiendo estar atentos al blog de la FEJ, en el que los miembros de la Junta de Gobierno ya estamos escribiendo los progresos en el proceso de formación.

Como acabo de mencionar, soy una personita fácilmente desilusionable, pero también muy ilusionable. Y, sin duda, estos tres proyectos me están generando una ilusión nada desdeñable. Quizás el primero sea el más egoísta (donde juego, ya ves tú), pero los otros dos, a pesar de la diferencia de nivel, me acercan a conseguir ese objetivo que me ha guiado desde que comencé a trabajar en el Jugger fuera de los campos.

Dejar un Jugger mejor que el que encontré.