domingo, 8 de febreiro de 2015

Cómo nos destruimos a nosotros mismos II: Réplica.

A raiz de una entrevista anónima en LCEDLP, se generó un debate intenso y, en ciertos puntos, agrio, en la comunidad de Jugger España. Podríamos resumir estas discusiones en un simple "¿Qué hacer para que el jugger sea más deporte?"

En un inicio se habló de ciertas cosas que tenían bastante lógica, como los temas de uniformidad. Cosas como obligar a emplear ropa deportiva, prohibir las "chorradas" (pelucas, disfraces, tutús...), mantener la uniformidad en las camisetas, etc son pasos lógicos a dar. Esa clase de cosas son las que diferencian, en primer término, a un deporte de un juego y, en general, no recibieron gran oposición. Sin embargo, pronto llegaron otras reclamaciones, referentes concretamente a dorsales y nombres.  Y esa parte resultó ser la más conflictiva.


Hay quien, desde hace años, intenta eliminar del jugger el componente "friki". La intención es buena, y personalmente la miro con buenos ojos, dado que el objetivo es expandir el deporte a ámbitos diferentes y ampliar el abanico de jugadores que participan en el mismo. Sin embargo, es una lucha difícil de llevar a cabo, tanto por la comunidad que integra el jugger a día de hoy como por los prejuicios de la mayoría de la gente ante el deporte a primera vista. Y, entonces, se propone actuar por las bravas.





Algunas de las propuestas que salieron estos días incluían una regulación de dorsales y nombres. Entiendo lo primero, en realidad, llegan a suponer un problema. ¿Qué pretendemos con un deporte en el que un árbitro tiene que llamar a alguien que lleva una raiz de un número negativo? Gracioso, sí. Serio no. Práctico tampoco. Sin embargo, los nombres son un tema distinto. ¿Quién es cualquiera para decidir sobre los nombres de otros jugadores, si estos no suponen una ofensa?¿Obligamos a llevar nombre y/o apellidos, vetando los motes?¿Quién decide si un apodo es friki o no lo es? Es algo que es complicado de forzar. El ejemplo que se ponía con más frecuencia (un jugador llamado Pikachu) es incluso controvertido. Si a mí me llamasen Pikachu, ¿por qué no iba a poder llevarlo a la espalda?¿Porque alguien considere que es friki? No es ofensivo, no es impronunciable, ¿por qué? ¿Por qué tengo yo, porque me llamen Lume, más derecho que él a usar mi apodo? O cualquier otro caso, incluyendo diminutivos. La única excepción a mi posición, y me parece plenamente legítima, es banear los nombres que supongan una ofensa hacia otros jugadores o colectivos. Existen, sabemos que existen, y son el único caso en el que lo considero justificable. No añadiré más.





Sin embargo, seamos francos, no estamos orientando bien el tema. Entiendo que el primer paso sea el aspecto visual, impedir jugar "haciendo el chorra" (los mencionados tutús, vaqueros, sombreros extravagantes, disfraces...). Sin embargo, el frikismo en nombres no es el siguiente paso. Resultará impopular, pero el siguiente pasos son las drogas, todas ellas. Alcohol, tabaco, porros, y espero que nada más. ¿Qué pintamos consumiendo drogas en los recintos?¿Qué pintamos bebiendo hasta el alba durante torneos nacionales? Eso da mala imagen, verdadera mala imagen, y nos separa de ser un deporte. No voy a decir que no puedan jugar fumadores (más me vale), ni que no se pueda beber e ir un poco de fiesta. Pero hay actitudes y modos de hacer todo esto, y no estamos haciéndolo bien. Centrarse en el frikismo, obviando esto, es del todo absurdo, a día de hoy.

Finalmente, una pequeña reflexión. Si no queremos que el jugger quede "contaminado" por el frikismo, deberíamos cambiar el modo de promocionarnos. En Galicia desde luego, y fuera en algunos sitios, promocionamos el deporte en salones del manga y expotakus. Es lógico, por un lado (los frikis, mal que les pese a algunos, son los que más se interesan por esto), pero por otro supone que la entrada de jugadores tiene un gran porcentaje de frikis, que traen sus gustos, virtudes y defectos. Eso supone que hay un gran porcentaje de jugadores que harán esas cosas que pretenden erradicarse, y si se les limita, quizás lo notemos en la entrada de novatos.

No intentemos convertir el jugger en fútbol. No intentemos convertirlo en baloncesto. No intentemos convertirlo en rugby. Seamos jugger. Encontremos nuestro punto, nuestras características. La seriedad de un deporte nada tiene que ver con cómo llamamos a los jugadores, sino en cómo de en serio competimos y actuamos.

1 comentario:

  1. Touché. Una bala directa a la frente, lanzada desde el respeto y el buen criterio. Juicioso y contundente; quizá había que meterse a trazar la línea en los nombres "ofensivos hacia colectivos" con una tiza bien gorda para que no se nos coman como ya pasa en muchos sitios (véase el registro civil, cuando vas a registrar a tu hijo recién nacido), pero es una minucia técnica y probablemente llegaríamos a una postura adecuada para seguir creciendo como deporte.

    Saludos desde la Rioja

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